A primera vista inadvertido, incluso banal:
Restos de una marisma o los alrededores de un torrente. Un pequeño pantano alpino en una extensa llanura aluvial. Unas pocos hectáreas de turbera donde una vez hubo mil. Una antigua gravera a lo largo de un río convertida en humedal.
Cada humedal tiene su propia historia, sus propios enigmas. Cada uno alberga un enorme número de especies vegetales.
Una biodiversidad tan intensa es un brebaje fuerte. Me embriaga hasta ignorar los mosquitos y las moscas para trabajar durante horas con frío y humedad, o bajo un sol abrasador.
Durante días, semanas y a veces años.